jueves, 8 de septiembre de 2016

HIPERTENSIÓN DE LA NOCHE A LA MAÑANA, NO GRACIAS.

La hipertensión arterial (HTA) es una cuestión que nos concierne a todos. Seguramente tengas algún familiar o cercano que padezca este mal crónico, o como mínimo, alguna vez habrás escuchado hablar de esta enfermedad silenciosa que tantos problemas está causando. Se estima que en el mundo existen unos mil millones de personas afectados por la hipertensión arterial. En España existen más de 14 millones de personas con hipertensión, de esta cantidad, alrededor de unos 4 millones están sin diagnosticar actualmente.

Como una breve definición de la HTA, podríamos decir que se trata de un trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos. Cuanto más alta sea la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear sangre a las diferentes partes de nuestro organismo.




Afortunadamente o no, hay enfermedades o aspectos de la salud que vienen determinados por un número, un punto de corte. Hasta 1993, se consideraba que una persona tenía una tensión arterial alta, si sus registros eran de 160/95. A partir de ese año se endurecieron los criterios, bastaba con que fuera mayor de 140/90. Así, de la noche a la mañana, millones de personas que se acostaron sanas amanecieron hipertensas. ¿Por qué definieron la HTA a partir de estas cifras? Estas cifras se decidieron debido a que es a partir de 140/90 cuando duplicamos el riesgo de tener un evento cardio o cerebrovascular.

Hoy en día podemos escuchar muchas personas decir que son hipertensas, pero etiquetar a una persona como hipertensa es mucho más serio de lo que la gente supone, ya que se trata de una enfermedad para toda la vida, con los consecuentes efectos adversos relacionados con la medicación y el coste económico de esta. Para hacer un diagnóstico correcto de la HTA es importante empezar a medirla  a partir de los 18 años, si la TA es inferior a 120/80 (valores óptimos de TA), será suficiente con medirla cada dos años, mientras que si la TA está entre 120/80 – 139/89, tendremos que medirla cada año.

¿Cuántas mediciones realizamos? Para un diagnóstico correcto de HTA, hay que hacer varias mediciones y constatar que realmente existen cifras altas de presión arterial, además, si se va a medir con un aparato automático, es importante que esté debidamente calibrado y validado. Los valores deben ser fiables, por lo que no es suficiente con una sola medida hecha en la consulta,  lo que hacemos es medir la TA y si es mayor de 140/90, hacemos una segunda medición. Si vemos mucha diferencia entre la primera y segunda medición, podemos tomar una tercera. La más baja de estas dos últimas mediciones es la TA en clínica. Si la TA en clínica es mayor de 140 y/o 90, tendremos que recurrir a medidas fuera de consulta (bien con automedida o bien con registro de 24 horas). Como mínimo deben realizarse 12 – 14 mediciones, unas dos al día durante una semana, y es mejor si llevamos a cabo una por la mañana y otra por la tarde o  por la noche. Esto es fundamental para asegurar el diagnóstico certero de HTA (en EEUU pueden demandar al médico si hace un falso diagnóstico de HTA por las repercusiones que esto tiene en la vida del paciente: cuota del seguro de salud, limitaciones laborales, medicación innecesaria).

¿A partir de qué cifra está claro que hay que tratar al paciente? Por encima de 160/100 hay que tratar al paciente independientemente de su edad o factores de riesgo, con medidas farmacológicas y no farmacológicas (ejercicio, dieta, reducción de la ingesta de sal). Por encima de 140/90, si se trata de individuos de alto riesgo (tienen ya enfermedad cardiovascular, enfermedad renal, diabetes mellitus con microalbuminuria, etc.), hay que tratar inmediatamente con medidas farmacológicas y no farmacológicas. Pero si es de bajo riesgo, intentamos controlar la HTA con medidas no farmacológicas ya que las farmacológicas no mejoran la mortalidad ni la calidad de vida, tal y como reveló un estudio de 2010 de la organización Cochrane. Si tras 3-6 meses no se ha conseguido controlar la TA, hay que añadir medidas farmacológicas a las medidas no farmacológicas. Por lo que como vemos, no se trata únicamente de dar fármacos, sino de constatar previamente que estos pacientes realmente los necesitan y van a mejorar su calidad de vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario