La
proloterapia con dextrosa es una técnica novedosa que se está utilizando para
el tratamiento de dolores articulares, ligamentos, tendones, así como
lumbalgias, artritis y artrosis, y está dando mucho que hablar en los últimos
años. Su principal crítica ha sido que a pesar de los supuestos resultados
beneficiosos que ha mostrado en algunos pacientes, carece de una rigurosa
evidencia científica y de una base suficiente de pruebas concluyentes para su
sustentación. Pero, ¿qué es realmente la proloterapia? ,¿con qué evidencia
científica contamos actualmente?, ¿podremos utilizar esta técnica en nuestra
práctica clínica habitual?
La proloterapia consiste en inyectar
dextrosa en un tendón o ligamento lesionado para provocar un proceso de
inflamación local debido a la irritación y estimular así el mecanismo de
reparación natural del cuerpo. En este proceso se produce la liberación de citoquinas
al torrente sanguíneo, entre las que se encuentran la TGF y la VEGF que darán
lugar a la llegada de células madres o mesenquimales a la estructura
lesionada, vehiculizadas a través de la sangre, todo esto gracias al estímulo inflamatorio.
Con la llegada de estas células tiene lugar la proliferación celular, lo que se
traduce en una amplificación celular, para aumentar el número de células
indiferenciadas, lo que permitirá regenerar la estructura lesionada. Todo este
proceso de regeneración aunque se conoce con certeza gracias a las patologías
inflamatorias, no se ha podido verificar su existencia en el caso de la
proloterapia, aunque si los beneficios derivados de esta regeneración como son
la disminución del dolor, la mejora de la estabilidad o del rango articular.
El concepto
de provocar una irritación o lesión para estimular la regeneración data de la
época romana, donde las agujas calientes se introducían en los hombros de los
gladiadores heridos. La proloterapia comenzó a usarse en la década de 1930 y
fue utilizada originalmente en el tratamiento de la laxitud ligamentosa. En la
década de 1950, el Dr. George S. Hackett, un cirujano general en los Estados
Unidos, comenzó a realizar inyecciones de soluciones irritantes en un esfuerzo
para reparar las articulaciones y las hernias. Esta práctica es lo que más
tarde se convertiría en la proloterapia moderna que conocemos hoy en día.
La
proloterapia se puede usar en cualquier grupo etario. Es conveniente no
utilizarla en embarazadas a la espera de estudios de investigación que avalen
su seguridad y está totalmente contraindicada en pacientes que tengan infecciones
agudas en el sitio de inyección,tales como celulitis, abscesos, o artritis
séptica y relativamente contraindicada en pacientes con crisis gotosa aguda y fractura
cerca del sitio de punción. Existen numerosas patologías que pueden ser tratadas con
proloterapia dentro de las cuales se incluyen:
- Tendinosis de Aquiles
- Bursitis Trocantérica
- “Codo del Tenista” Epicondilitis lateral
- Tendinosis del Manguito Rotador
- “Codo del Golfista” Epicondilitis medial
- Esguinces Crónicos de Tobillo y Rodilla
- Tendinosis de Tendón del Supraespinoso
- Rupturas parciales de Ligamentos
- Tendinosis Rotuliana/ Tendinosis Cuadricipital
- Pubalgias (Tendinosis aductores/abdominales)
- Artrosis
- Cefaleas (Dolor de Cabeza) de origen músculo-tendino-ligamentario
- Disfunción Sacroilíaca
- Fascitis Plantar
- Lumbalgias, Cervicalgias y Dorsalgias que ocurren por inestabilidad ligamentaria.
La mayoría de estas
patologías cuentan con estudios científicos en los que se ha utilizado la
proloterapia con dextrosa como tratamiento, arrojando mayor evidencia y mejores
resultados en algunas patologías, en los que está sustituyendo a otros
tratamientos convencionales como son los corticoides, que en otras en las que
aun dista bastante una evidencia científica rigurosa. Puede ser que por esta
razón se considere a menudo sólo después de que un tratamiento conservador haya
fallado.
Vale la pena aclarar que la proloterapia no es el único
tratamiento que existe para las patologías nombradas anteriormente y los
distintos tratamientos existentes deben ser discutidos entre el médico y el
paciente. Además
es importante destacar que incluso para aquellas condiciones para las cuales
las pruebas de eficacia son inequívocas, la proloterapia constituye sólo una
parte dentro de un plan de tratamiento integral llevado a cabo por los
profesionales de la salud y que engloba la evaluación funcional del paciente, la
corrección de cualquier debilidad, falta de flexibilidad, y/o errores de
entrenamiento así como de otras condiciones como el sobrepeso o los malos hábitos
posturales.
Tenga en cuenta que el procedimiento sólo debe ser realizado por
un médico con experiencia en la técnica, y que la guía con ecografía debe
utilizarse para garantizar la entrega anatómica precisa.
Los
riesgos más comunes son el dolor de la aguja inducido por el trauma, la
hemorragia leve y los hematomas. La sensación de plenitud, la rigidez y el
entumecimiento en el lugar de la inyección, han sido descritos como benignos y
típicamente autolimitados. Si después del procedimiento el entumecimiento
continúa, el paciente debe hacer un seguimiento de 48 a 72 horas para descartar
un posible daño nervioso.
Los
antiinflamatorios no esteroideos no deben ser utilizados para tratar el dolor
después del procedimiento, ya que pueden interferir con la respuesta inflamatoria
local necesaria para la curación. Las actividades regulares se pueden reanudar
inmediatamente después de la inyección en una articulación grande, como la
rodilla, o después de que recupere completamente la sensibilidad y
propiocepción si se utilizó un anestésico en combinación con la dextrosa
hipertónica. Dentro de estas actividades, se recomienda continuar con el
tratamiento rehabilitador y con unos hábitos alimentarios y actividades físicas
que contribuyan a la promoción de la salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario