jueves, 22 de septiembre de 2016

¿FUNCIONA REALMENTE LA PROLOTERAPIA?

La proloterapia con dextrosa es una técnica novedosa que se está utilizando para el tratamiento de dolores articulares, ligamentos, tendones, así como lumbalgias, artritis y artrosis, y está dando mucho que hablar en los últimos años. Su principal crítica ha sido que a pesar de los supuestos resultados beneficiosos que ha mostrado en algunos pacientes, carece de una rigurosa evidencia científica y de una base suficiente de pruebas concluyentes para su sustentación. Pero, ¿qué es realmente la proloterapia? ,¿con qué evidencia científica contamos actualmente?, ¿podremos utilizar esta técnica en nuestra práctica clínica habitual?




La proloterapia consiste en inyectar dextrosa en un tendón o ligamento lesionado para provocar un proceso de inflamación local debido a la irritación y estimular así el mecanismo de  reparación natural del cuerpo. En este proceso se produce la liberación de citoquinas al torrente sanguíneo, entre las que se encuentran la TGF y la VEGF que darán lugar a la llegada de  células  madres o mesenquimales a la estructura lesionada, vehiculizadas a través de la sangre, todo esto gracias al estímulo inflamatorio. Con la llegada de estas células tiene lugar la proliferación celular, lo que se traduce en una amplificación celular, para aumentar el número de células indiferenciadas, lo que permitirá regenerar la estructura lesionada. Todo este proceso de regeneración aunque se conoce con certeza gracias a las patologías inflamatorias, no se ha podido verificar su existencia en el caso de la proloterapia, aunque si los beneficios derivados de esta regeneración como son la disminución del dolor, la mejora de la estabilidad o del rango articular.

El concepto de provocar una irritación o lesión para estimular la regeneración data de la época romana, donde las agujas calientes se introducían en los hombros de los gladiadores heridos. La proloterapia comenzó a usarse en la década de 1930 y fue utilizada originalmente en el tratamiento de la laxitud ligamentosa. En la década de 1950, el Dr. George S. Hackett, un cirujano general en los Estados Unidos, comenzó a realizar inyecciones de soluciones irritantes en un esfuerzo para reparar las articulaciones y las hernias. Esta práctica es lo que más tarde se convertiría en la proloterapia moderna que conocemos hoy en día.

La proloterapia se puede usar en cualquier grupo etario. Es conveniente no utilizarla en embarazadas a la espera de estudios de investigación que avalen su seguridad y está totalmente contraindicada en pacientes que tengan infecciones agudas en el sitio de inyección,tales como celulitis, abscesos, o artritis séptica y relativamente contraindicada en pacientes con crisis gotosa aguda y fractura cerca del sitio de punción. Existen numerosas patologías que pueden ser tratadas con proloterapia dentro de las cuales se incluyen:

  •      Tendinosis de Aquiles
  •       Bursitis Trocantérica
  •      “Codo del Tenista” Epicondilitis lateral
  •       Tendinosis del Manguito Rotador
  •       “Codo del Golfista” Epicondilitis medial
  •       Esguinces Crónicos de Tobillo y Rodilla
  •       Tendinosis de Tendón del Supraespinoso
  •       Rupturas parciales de Ligamentos
  •      Tendinosis Rotuliana/ Tendinosis Cuadricipital
  •       Pubalgias (Tendinosis aductores/abdominales)
  •      Artrosis
  •       Cefaleas (Dolor de Cabeza) de origen músculo-tendino-ligamentario
  •       Disfunción Sacroilíaca
  •        Fascitis Plantar
  •       Lumbalgias, Cervicalgias y Dorsalgias que ocurren por inestabilidad ligamentaria.


La mayoría de estas patologías cuentan con estudios científicos en los que se ha utilizado la proloterapia con dextrosa como tratamiento, arrojando mayor evidencia y mejores resultados en algunas patologías, en los que está sustituyendo a otros tratamientos convencionales como son los corticoides, que en otras en las que aun dista bastante una evidencia científica rigurosa. Puede ser que por esta razón se considere a menudo sólo después de que un tratamiento conservador haya fallado.

Vale la pena aclarar que la proloterapia no es el único tratamiento que existe para las patologías nombradas anteriormente y los distintos tratamientos existentes deben ser discutidos entre el médico y el paciente. Además es importante destacar que incluso para aquellas condiciones para las cuales las pruebas de eficacia son inequívocas, la proloterapia constituye sólo una parte dentro de un plan de tratamiento integral llevado a cabo por los profesionales de la salud y que engloba la evaluación funcional del paciente, la corrección de cualquier debilidad, falta de flexibilidad, y/o errores de entrenamiento así como de otras condiciones como el sobrepeso o los malos hábitos posturales.
Tenga en cuenta que el procedimiento sólo debe ser realizado por un médico con experiencia en la técnica, y que la guía con ecografía debe utilizarse para garantizar la entrega anatómica precisa.
Los riesgos más comunes son el dolor de la aguja inducido por el trauma, la hemorragia leve y los hematomas. La sensación de plenitud, la rigidez y el entumecimiento en el lugar de la inyección, han sido descritos como benignos y típicamente autolimitados. Si después del procedimiento el entumecimiento continúa, el paciente debe hacer un seguimiento de 48 a 72 horas para descartar un posible daño nervioso.

Los antiinflamatorios no esteroideos no deben ser utilizados para tratar el dolor después del procedimiento, ya que pueden interferir con la respuesta inflamatoria local necesaria para la curación. Las actividades regulares se pueden reanudar inmediatamente después de la inyección en una articulación grande, como la rodilla, o después de que recupere completamente la sensibilidad y propiocepción si se utilizó un anestésico en combinación con la dextrosa hipertónica. Dentro de estas actividades, se recomienda continuar con el tratamiento rehabilitador y con unos hábitos alimentarios y actividades físicas que contribuyan a la promoción de la salud.

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