El sentido
del olfato a pesar de contar con un mínimo de unas 100 sensaciones olfatorias
primarias, en acusado contraste con las tres sensaciones primarias de color
detectadas por los ojos y las cuatro o cinco de gusto percibidas por la lengua,
sigue siendo el menos conocido de nuestros sentidos. Esto se debe a que
constituye un fenómeno subjetivo que no puede estudiarse con facilidad en
animales inferiores y a que en humanos está poco desarrollado en comparación
con otras especies.1
En 1985, tras
el sorprendente descubrimiento de la capacidad neurorregenerativa de las fibras
nerviosas olfativas, Raisman descubrió un tipo de célula glial, las llamadas células envolventes del
bulbo olfatorio (OECs) que contribuían significativamente a la
capacidad de regeneración y crecimiento de estas fibras2. Las OECs
rodean las fibras amielínicas olfatorias desde su origen en la mucosa nasal ,hasta
la unión sináptica con las fibras del bulbo olfatorio en la fosa craneal
anterior.
Las
investigaciones in vitro han demostrado que las OECs juegan un papel importante
en la guía de las fibras nerviosas olfativas a sus células dianas dentro del
bulbo olfatorio, mediante la secreción de factores neurotróficos como son el factor
de crecimiento nervioso (NGF), el factor neurotrófico derivado del cerebro, y el
GDNF 3. En 2003, Lipson 4 observó un notable crecimiento
de las prolongaciones neuronales de células ganglionares periféricas cuando
estas se cultivaron con OECs. Los estudios con PCR en
Transcripción Inversa demostraron
que las OECs cultivadas expresaban mRNA para varios tipos de factores
neurotróficos, que, cuando eran secretados por las OECs en el medio de crecimiento,
estimulaban el crecimiento de dendritas en las neuronas diana. 4Aunque
se concluyó que la secreción de factores neurotróficos por las OECs jugaba un papel
importante en el crecimiento neuronal, se descubrió que las interacciones
célula-célula eran imprescindibles para que tal crecimiento se produjera. En
otras palabras, las OECs, y no sólo el factor secretado, deben estar presentes
con el fin de estimular el crecimiento de las neuronas. 4
Aunque el
potencial de la terapia de trasplante de OECs es notable, los estudios han
mostrado resultados mixtos en términos de eficacia en pacientes lesionados de
la médula espinal. Se ha sugerido que la pureza del injerto, y la subpoblación
de la que se derivan las células puede determinar el resultado del tratamiento.
Por ejemplo, los estudios han reportado mayor beneficio funcional en OECs
extraída del bulbo olfatorio en comparación con los que se extraen de la mucosa
olfativa.
En 2013,
Raisman 5 llevó a cabo un ensayo clínico para estudiar la viabilidad
de los trasplantes de OECs de mucosa en seis pacientes con resección espinal
completa. Las OECs se extrajeron de biopsias de la mucosa olfativa y se insertaron en la región cortada de la propia médula espinal de los pacientes. Un año
después de la cirugía, todos los pacientes con trasplantes mostraron una mejoría
en la función motora y sensorial, así como la reconstitución de algunos tractos de
sustancia blanca en el sitio de la lesión. Por otra parte, no se observó ningún
deterioro, crecimiento de tumor, infección o dolor neuropático.5 Ese mismo año, una revisión sistemática de 10 ensayos clínicos en el sujeto no
evidenciaron efectos secundarios significativos relacionados con el deterioro
sensorial o motor, infecciones, meningitis aséptica, o la muerte, a menos de 3
horas tras la cirugía, y la tasa de eventos adversos fue baja en general. 6
A pesar de
la repercusión mediática de estos casos y el aparente éxito de la terapia con OECs,
la calidad metodológica limitada de algunos de los estudios, el bajo número de
participantes reclutados, la escasez de estudios controlados aleatorios, los
cortos períodos de tiempo de seguimiento, y la escasez de datos sobre los
diferentes tipos de lesión medular, parecen disminuir la credibilidad de la
investigación y hacen que sea difícil obtener
conclusiones seguras sobre la eficacia de este tipo de terapia en pacientes con
lesión medular. La investigación clínica en el tema sigue siendo un terreno
relativamente sin cultivar y hay una necesidad de más estudios de investigación
y ensayos controlados rigurosamente para evaluar los beneficios y riesgos del
tratamiento en pacientes con lesión medular.
FUENTES
1.Guyton, C.G. and
HALL, J.E. Tratado de fisiología Médica. 12ª Edición.
2.Specialized
neuroglial arrangement may explain the capacity of vomeronasal axons to
reinnervate central neurons.Raisman G .Neuroscience.
1985 Jan; 14(1):237-54.
3.Cultured olfactory
ensheathing cells express nerve growth factor, brain-derived neurotrophic
factor, glia cell line-derived neurotrophic factor and their receptors. Woodhall E, West AK, Chuah MI. Brain Res Mol Brain Res. 2001 Mar
31; 88(1-2):203-13.
4.Neurotrophic
properties of olfactory ensheathing glia. Lipson AC, Widenfalk J, Lindqvist E, Ebendal T, Olson
L. Exp Neurol. 2003 Apr; 180(2):167-71.
5.Transplantation
of autologous olfactory ensheathing cells in complete human spinal cord injury.
Tabakow P, Jarmundowicz
W, Czapiga B, Fortuna W, Miedzybrodzki R, Czyz M, Huber J, Szarek D, Okurowski
S, Szewczyk P, Gorski A, Raisman G. Cell Transplant. 2013 Apr 2.
6.Effects
of transplantation of olfactory ensheathing cells in chronic spinal cord
injury: A systematic review and meta-analysis - Springer.