Cada año, con la llegada del verano, las costas de
nuestro país se llenan de bañistas ansiosos por aliviar el calor cerca del mar,
en la playa. Un baño en el mar, supone casi siempre una experiencia placentera
y un momento para descansar, relajarse y disfrutar de unas merecidas
vacaciones.Pero el mar también puede ser una fuente de peligro que,
ocasionalmente, puede alterar nuestros planes y producirnos incomodidades,
accidentes e incluso enfermedades.
Las mordeduras o
picaduras de animales marinos, hacen referencia a mordeduras o picaduras
venenosas o tóxicas provenientes de cualquier forma de vida marina, incluso
medusas, la mayoría de ellas se producen en aguas saladas. Existen alrededor de
2,000 especies de animales marinos que son venenosos o tóxicos para los seres
humanos, algunas pueden llegar a causar la muerte, sin las medidas sanitarias y
el soporte necesario. En este artículo me voy a centrar en las recomendaciones
frente a las especies marinas más frecuentes en nuestro medio.
En los últimos años,
la cantidad de lesiones causadas por estos animales ha aumentado debido al
incremento de personas que practican el buceo, snorkel (buceo
con tubo de respiración),surfing (navegar
sobre las olas) y otros deportes acuáticos.
Picaduras de medusa
La picadura de medusa mientras nos bañamos en el mar es, tal vez, el accidente marino más frecuente de nuestro medio. Las medusas son animales que ocupan grandes extensiones de mar, viven habitualmente en alta mar y nadan en la superficie en distintas épocas del año (fundamentalmente en primavera). Son transportadas por las corrientes marinas, el viento y las mareas y, con frecuencia, aparecen en las costas, donde debido a que son transparentes, no son fácilmente detectadas o vistas hasta que entramos en contacto con ellas. Si crees que te ha podido picar una medusa, sentirás una sensación de ardor quemante y verás cómo en la piel aparecen ciertas erupciones y ronchas que puede mostrar la forma y el trayecto de los tentáculos de la medusa y que puede llegar a infectarse, acompañados de otros síntomas no específicos como dolor de cabeza y náuseas. Las recomendaciones a seguir en este caso serían:
Lavar la zona afectada con suero, o en su defecto con agua
salada, hay que evitar usar agua dulce,ya que podría reactivar el
tóxico del animal, a su vez, se debe evitar la exposición con orina o vinagre en
la herida.No se debe tocar la herida con la mano. A la hora de limpiar la
zona afectada por la picadura de la medusa, hay que evitar tocar los tentáculos
que la medusa hubiera podido dejar sobre la piel, ya que la infección se
extendería a las manos. Una vez limpia la herida, hay que poner frío sobre la
herida, en forma de compresas frías o cubitos de hielo envueltos en un paño,
"no más de cinco minutos". También se recomienda no rascarse para
evitar que se disparen las células urticantes que no se han activado.Aplicar una pomada con cortisona y tapar la herida con una gasa,
"manteniéndola aislada del agua y del sol durante dos o tres días".
Tapar las heridas durante varios días sirve para evitar su infección y
favorecer su curación.Nunca hay que usar cremas con antihistamínico,
ya que esto puede aumentar la hinchazón En caso de que el escozor persista o crezca
la inflamación, lo mejor es acudir a un centro médico para recibir la asistencia
sanitaria.
Peces araña
En las costas
españolas el pez venenoso más común que podemos encontrar, es el conocido
como pez araña pequeño, de la familia de los peces víbora. Tiene una medida de
alrededor de 30 cm, de forma alargada y comprimida y presenta una espina
venenosa en la parte dorsal.Este pez vive enterrado en la arena o barro de
aguas poco profundas, dejando al aire la espina, que es donde se encuentra el
veneno. Los bañistas al andar sin calzado pueden sufrir la picadura de este
tipo de pez si caminan sobre ellos.
La sintomatología
que presentan es un dolor muy intenso e instantáneo en la zona afectada, que
se va incrementando durante los siguientes 60 minutos, irradiándose a todo
el miembro y persistiendo durante un tiempo que puede durar hasta 24 horas.
Aparte de este dolor, el paciente puede experimentar un enrojecimiento intenso,
adormecimiento de la zona y edema progresivo, pudiendo persistir durante 12
días. Las infecciones secundarias son frecuentes y pueden llegar a presentar
necrosis o gangrena de la zona afectada, esto puede derivar en amputación,
sobre todo en aquellas personas que no acuden a un servicio de salud en un
tiempo prudente. Hay casos en los que se pueden dar una sintomatología
sistémica como: dificultad respiratoria, visión borrosa, convulsiones, coma e
incluso muerte por parada cardiorrespiratoria, aunque los excepcionales
casos de muerte se han asociado a la desafortunada circunstancia de penetración
intravascular del aparato venenoso.
El tratamiento
principal para el dolor es el calor local. La aplicación de compresas calientes
o la inmersión de la parte afectada en agua muy caliente (45º C o la máxima
temperatura que pueda tolerar el paciente sin inducir una lesión térmica)
durante 30 minutos alivia el intenso dolor de este tipo de lesiones, dada la
termolabilidad del veneno. En caso de reaparecer tras este periodo de tiempo,
puede prolongarse la aplicación otros 30 ó 60 minutos. No parece indicado el
frío, aunque algunos autores lo aconsejan como medida inicial para localizar el
tóxico por vasoconstricción. En todo caso está contraindicado el torniquete y
la incisión y succión de la herida con objeto de extraer el tóxico, ya que
aumentan el riesgo de complicaciones vasculares y de infección.
Lesiones por erizos de mar
Los erizos de mar son animales que están recubiertos en su totalidad por un
sólido caparazón de placas endurecidas por calcio del que sobresalen abundantes
púas o espinas. Viven en grandes colonias, refugiados en los huecos de las
rocas, aunque también pueden esconderse en las arenas del fondo del mar.
A menudo causan
accidentes y lesiones (especialmente cuando de forma inadvertida los pisamos
cuando vamos descalzos caminando por la playa o las rocas) poco graves, bien es
cierto, pero muy molestas, con frecuencia extensas y que se pueden complicar fácilmente
con infecciones. Las púas a menudo quedan incrustadas dentro de la herida de la
piel, por lo que hay que tener cuidado al quitarlas ya que se rompen con
facilidad.
El tratamiento de estas lesiones consiste, en primera instancia, en la
extracción de las púas que no estén totalmente clavadas, con
el uso de guantes y nunca intentando quitar los pedazos que están embutidos en
una articulación o un nervio, en un segundo tiempo y ya en el botiquín de la playa o
en un centro sanitario, curar las heridas para evitar la infección e intentar
extraer las púas más inaccesibles o dificultosas, bien con pinzas bien con
distintos emplastos que se han propuesto o, incluso, con una intervención
quirúrgica si fuera preciso.
Prevención
La prevención es siempre el mejor remedio y la mejor protección de uno
mismo y de los demás, especialmente cuando uno se baña en aguas que no conoce o
que no controla. Es conveniente pensar que en el mar el peligro siempre está al
acecho.Informarse de la presencia de medusas en la playa en que nos
encontremos, preguntando a los socorristas de la playa o en el puesto sanitario
correspondiente, podría ser una buena medida de prevención. En el caso de los
erizos de mar, conviene evitar el paso por zonas rocosas o en cualquier caso,
utilizar calzado adecuado y guantes si se van a coger cangrejos, mejillones u
otros animales.Por último, en el caso de los peces araña conviene también
informarse de la existencia de animales marinos peligrosos en la primera visita
a la playa, así como adoptar medidas de protección adecuadas como el uso de
calzado en las zonas donde abunden estos animales.Con estas sencillas medidas
preventivas evitaremos muchas veces ver arruinada nuestra placentera jornada de
playa o peor aún, nuestras vacaciones de verano