Las infiltraciones de
plasma rico en plaquetas (PRP) constituyen una nueva herramienta terapéutica
que ha revolucionado el mundo de la medicina deportiva y la traumatología, debido
a los éxitos terapéuticos obtenidos en deportistas de élite como Kobe
Bryant, Rafael
Nadal, Tiger Woods, Xavi
Hernández, o el ciclista Joseba Beloki
entre muchos otros.
Actualmente este tratamiento se extiende a través de numerosos campos
debido a su papel en la curación y como una alternativa natural a la cirugía. El uso del PRP en el tratamiento de la patología
músculo-esquelética conforma una de las estrategias más explotadas en la
práctica clínica actual con el objetivo de proporcionar un estímulo regenerativo en la
curación del tendón.
Patologías en las que se indica el PRP |
Sujeto a continuo
debate, el PRP se perfila en el espectro de las terapias musculo-esqueléticas
con numerosas cualidades (a las que haremos referencia a lo largo de este
artículo) que lo hacen potencialmente idóneo, pero el ser una terapia novedosa,
cuya eficacia no ha sido contrastada mediante ensayos clínicos de calidad y en
la que los estudios que avalan su efectividad tienen un nivel de evidencia bajo,
penalizado no en pocas ocasiones por múltiples sesgos, hacen que numerosos
pacientes y profesionales de la salud desconfíen de esta terapia. A estos
inconvenientes habría que sumarle que se trata de una terapia costosa y que a
pesar de que The International Cellular Medical Society (ICMS) ha creado pautas
para ayudar al avance seguro del PRP aún
existen incógnitas y brechas en la literatura, relacionadas con la forma de
obtención del plasma, la cantidad a infundir y los regímenes de administración
que si bien dependen de la dolencia a tratar cuentan con mucha variación,
además de todo lo relacionado con los pacientes con terapia antitrombótica que
quieren someterse a este tratamiento.
El plasma rico en plaquetas se podría
definir como un volumen de plasma autólogo ( del propio paciente) que contiene
una concentración de plaquetas superior al nivel basal ,es decir, una fracción
del plasma centrifugado con concentraciones de plaquetas hasta 5 veces
superiores a las normales.
En realidad, se trata
de una alícuota plasmática procedente de 20-30ml de sangre periférica del
propio paciente que se centrifuga a 3.200 revoluciones por minuto durante
15min. El resultado son aproximadamente 2-3ml de plasma enriquecido en
plaquetas con concentraciones variables. Opcionalmente, dicha alícuota puede
ser activada con trombina o cloruro cálcico según su utilidad terapéutica
futura. Cuando el PRP se destina a tratar lesiones de partes blandas, la
mayoría de los autores no consideran necesaria la activación previa, debido a
que esta se produce in situ al
contacto con el colágeno tendinoso o con el propio coágulo de la rotura
fibrilar.
El
papel regenerativo atribuible al PRP está relacionado con la liberación de los
factores de crecimiento liberados por los gránulos α presentes en las
plaquetas, como el (TGF β), el VEGF, el EGF, el IGF o el FGFb, que intervienen
en la llamada de células madre indiferenciadas, así como en su proliferación,
además de intervenir en la formación de nuevos vasos y otros componentes
tisulares. Lo que actualmente se desconoce es cual exactamente de los poderes
del PRP es el que predomina en la regeneración músculo- esquelética.
Algunas
de las ventajas que se han observado en este tratamiento y por lo que existen
muchas esperanzas depositadas en él, son la gran tolerancia adscrita, al tratarse
de una infiltración de un contenido de naturaleza propia al paciente (autólogo)
y además, efectos secundarios como son los casos de infección postpunción, así
como de roturas tendinosas por debilidad que producen las infiltraciones
corticoideas son inexistentes. Las infiltraciones de PRP persiguen la
reparación del tendón o estructura afectada, además de la reducción de la
inflamación que solamente aporta los corticoides y que resumen su beneficio en
la temporalidad.
Mi
opinión personal es que vistos los estudios científicos existentes hasta el
momento, parece ser que es una técnica que aunque requiere de una evidencia
científica mayor y de más estudios que concreten muchas de las brechas que
existen en la literatura hasta el momento, el uso en el ámbito de la sanidad
privada sí parece haber obtenido muy buenos resultado en un número
significativo de pacientes que a pesar de ser conscientes del elevado coste,
han recurrido a este tratamiento tras la ineficacia de otros como la
rehabilitación o la infiltración de otras sustancias, u otros pacientes que han probado la terapia con PRP antes de
someterse a intervenciones del calibre quirúrgico, obteniendo en algunos casos
buenos resultados.
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