domingo, 16 de octubre de 2016

BIG DATA, WATSON Y EL FUTURO DE LA MEDICINA.

La medicina y su consecuente evolución a lo largo de los siglos se ha visto sometida a cambios en los diferentes paradigmas, hasta llegar a la situación en la que nos encontramos actualmente. Desde el siglo XX, el avance de la medicina ha estado impulsado por el desarrollo científico y técnico, que son en gran parte, los que han permitido los descubrimientos observados en el campo de la biología molecular y la genética, todo ello en paralelo a los avances tecnológicos, permitiendo ofrecer a los pacientes unos diagnósticos y tratamientos, más certeros e individualizados.

Actualmente nos encontramos en una situación en la que los médicos y resto de personal sanitario nos hemos visto superados, al encontrarnos ante un conjunto de información tan grande y tan compleja que hacen muy difícil su asimilación, además de ser muy difícil su procesamiento utilizando las herramientas de gestión de bases de datos convencionales. Estos grandes volúmenes de información son los que se conocen como Big Data y representan una oportunidad para los innovadores y todos los que se preocupan por la salud,  ya que pueden aumentar la posibilidad de obtener una información más efectiva de los datos y menores tasas de mortalidad de los pacientes.

La cuestión es cómo acceder, distribuir y utilizar esta vasta cantidad de datos. Los pacientes, las clínicas o los hospitales tienen cantidades masivas de información y datos clínicos, en formatos escritos, en papel o electrónicos pero que permanecen sin utilizar por la dificultad e imposibilidad material de digerirlos de forma efectiva, por muy buenos deseos que pueda tener el equipo sanitario. Lo cierto es que  esta dificultad puede tener consecuencias tanto en el control de los gastos médicos como en la mejora de las tasas de mortalidad.

Las nuevas tecnologías como la computación cognitiva ofertan promesas para hacer frente a este reto, al estar diseñadas específicamente para integrar y analizar grandes conjuntos de datos. Estos sistemas son capaces de entender los diferentes tipos de datos, como son los valores de laboratorio de una base de datos estructurada o el texto de una publicación científica. También están entrenados para utilizar el razonamiento avanzado y tecnologías de aprendizaje automático para avanzar en una investigación más rápido.

Un ejemplo de este tipo de tecnología es Watson, un sistema informático de inteligencia artificial creado por IBM, que es capaz de responder a preguntas formuladas en lenguaje natural. En 2011 Watson sorprendió al mundo al lograr ganar una competición de tres días, jugando en el programa televisivo Jeopardy, en el que derrotó a los dos máximos campeones en la historia del programa.




Más tarde en abril de 2015, la compañía norteamericana creó una división específica para explorar nuevos usos de Watson en el entorno de la salud. La compañía declaró su deseo en centrarse en cinco áreas clave; la primera consiste en ayudar a que las empresas relacionadas con el ámbito sanitario lleguen al descubrimiento de nuevos fármacos y a su reembolso más rápido. Otras áreas incluyen el apoyo a la decisión clínica en oncología y la genómica, el análisis de imágenes mediante la combinación de datos con los registros de salud electrónicos para llegar a diagnósticos más rápidos, o posibles soluciones para las enfermedades crónicas. Desde entonces, IBM ha invertido más de 5.000 millones en compras y alianzas con terceros para fortalecer su sistema.

Por el momento, IBM Watson ya se está asentando como una herramienta de consulta médica imprescindible en el campo de la oncología, en la que por ejemplo fue capaz de superar a médicos de la universidad de Tokio al diagnosticar un tipo raro de leucemia en una mujer de 60 años que había sido identificado de manera errónea meses antes. A la máquina de IBM le llevó solo 10 minutos comparar los cambios genéticos de la paciente con una base de datos de 20 millones de informes de investigaciones sobre cáncer, dando como resultado el diagnóstico correcto y ayudando a elegir el tratamiento adecuado.


Con todo esto muchos de los lectores se preguntarán a estas alturas si Watson IBM será capaz de sustituir a los médicos en el futuro. La respuesta a esta pregunta es un NO rotundo, es más sus propios creadores reconocen que Watson no fue desarrollado para reemplazar a los humanos, sino para ayudar a cumplir ciertos objetivos, como son la reducción sustancial de los costes en sanidad, el aumento de la calidad de la asistencia sanitaria y una posible eliminación del error humano en el entorno sanitario. Por tanto, su creación buscaba fortalecer a los seres humanos y por otro lado enseñar a que los humanos se beneficien de la inteligencia artificial.

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