lunes, 29 de agosto de 2016

EDUCACIÓN EN SALUD SOBRE LA PICADURA DE ANIMALES MARINOS.

Cada año, con la llegada del verano, las costas de nuestro país se llenan de bañistas ansiosos por aliviar el calor cerca del mar, en la playa. Un baño en el mar, supone casi siempre una experiencia placentera y un momento para descansar, relajarse y disfrutar de unas merecidas vacaciones.Pero el mar también puede ser una fuente de peligro que, ocasionalmente, puede alterar nuestros planes y producirnos incomodidades, accidentes e incluso enfermedades.

Las mordeduras o picaduras de animales marinos, hacen referencia a mordeduras o picaduras venenosas o tóxicas provenientes de cualquier forma de vida marina, incluso medusas, la mayoría de ellas se producen en aguas saladas. Existen alrededor de 2,000 especies de animales marinos que son venenosos o tóxicos para los seres humanos, algunas pueden llegar a causar la muerte, sin las medidas sanitarias y el soporte necesario. En este artículo me voy a centrar en las recomendaciones frente a las especies marinas más frecuentes en nuestro medio.
En los últimos años, la cantidad de lesiones causadas por estos animales ha aumentado debido al incremento de personas que practican el buceo, snorkel (buceo con tubo de respiración),surfing (navegar sobre las olas) y otros deportes acuáticos.

Picaduras de medusa

La picadura de medusa mientras nos bañamos en el mar es, tal vez, el accidente marino más frecuente de nuestro medio. Las medusas son animales que ocupan grandes extensiones de mar, viven habitualmente en alta mar y nadan en la superficie en distintas épocas del año (fundamentalmente en primavera). Son transportadas por las corrientes marinas, el viento y las mareas y, con frecuencia, aparecen en las costas, donde debido a que son transparentes, no son fácilmente detectadas o vistas hasta que entramos en contacto con ellas. Si crees que te ha podido picar una medusa, sentirás una sensación de ardor quemante y verás cómo en la piel aparecen ciertas erupciones y ronchas que puede mostrar la forma y el trayecto de los tentáculos de la medusa y que puede llegar a infectarse, acompañados de otros síntomas no específicos como dolor de cabeza y náuseas. Las recomendaciones a seguir en este caso serían:

     Lavar la zona afectada con suero, o en su defecto con agua salada, hay que evitar usar agua dulce,ya que podría reactivar el tóxico del animal, a su vez, se debe evitar la exposición con orina o vinagre en la herida.No se debe tocar la herida con la mano. A la hora de limpiar la zona afectada por la picadura de la medusa, hay que evitar tocar los tentáculos que la medusa hubiera podido dejar sobre la piel, ya que la infección se extendería a las manos. Una vez limpia la herida, hay que poner frío sobre la herida, en forma de compresas frías o cubitos de hielo envueltos en un paño, "no más de cinco minutos". También se recomienda no rascarse para evitar que se disparen las células urticantes que no se han activado.Aplicar una pomada con cortisona y tapar la herida con una gasa, "manteniéndola aislada del agua y del sol durante dos o tres días". Tapar las heridas durante varios días sirve para evitar su infección y favorecer su curación.Nunca hay que usar cremas con antihistamínico, ya que esto puede aumentar la hinchazón  En caso de que el escozor persista o crezca la inflamación, lo mejor es acudir a un centro médico para recibir la asistencia sanitaria.

Peces araña

En las costas españolas el pez venenoso más común que podemos encontrar, es el conocido como pez araña pequeño, de la familia de los peces víbora. Tiene una medida de alrededor de 30 cm, de forma alargada y comprimida y presenta una espina venenosa en la parte dorsal.Este pez vive enterrado en la arena o barro de aguas poco profundas, dejando al aire la espina, que es donde se encuentra el veneno. Los bañistas al andar sin calzado pueden sufrir la picadura de este tipo de pez si caminan sobre ellos. 



La sintomatología que presentan es un dolor muy intenso e instantáneo en la zona afectada, que se va incrementando durante los siguientes 60 minutos, irradiándose a todo el miembro y persistiendo durante un tiempo que puede durar hasta 24 horas. Aparte de este dolor, el paciente puede experimentar un enrojecimiento intenso, adormecimiento de la zona y edema progresivo, pudiendo persistir durante 12 días. Las infecciones secundarias son frecuentes y pueden llegar a presentar necrosis o gangrena de la zona afectada, esto puede derivar en amputación, sobre todo en aquellas personas que no acuden a un servicio de salud en un tiempo prudente. Hay casos en los que se pueden dar una sintomatología sistémica como: dificultad respiratoria, visión borrosa, convulsiones, coma e incluso muerte por parada cardiorrespiratoria, aunque los excepcionales casos de muerte se han asociado a la desafortunada circunstancia de penetración intravascular del aparato venenoso. 
El tratamiento principal para el dolor es el calor local. La aplicación de compresas calientes o la inmersión de la parte afectada en agua muy caliente (45º C o la máxima temperatura que pueda tolerar el paciente sin inducir una lesión térmica) durante 30 minutos alivia el intenso dolor de este tipo de lesiones, dada la termolabilidad del veneno. En caso de reaparecer tras este periodo de tiempo, puede prolongarse la aplicación otros 30 ó 60 minutos. No parece indicado el frío, aunque algunos autores lo aconsejan como medida inicial para localizar el tóxico por vasoconstricción. En todo caso está contraindicado el torniquete y la incisión y succión de la herida con objeto de extraer el tóxico, ya que aumentan el riesgo de complicaciones vasculares y de infección.

Lesiones por erizos de mar

Los erizos de mar son animales que están recubiertos en su totalidad por un sólido caparazón de placas endurecidas por calcio del que sobresalen abundantes púas o espinas. Viven en grandes colonias, refugiados en los huecos de las rocas, aunque también pueden esconderse en las arenas del fondo del mar.
A menudo causan accidentes y lesiones (especialmente cuando de forma inadvertida los pisamos cuando vamos descalzos caminando por la playa o las rocas) poco graves, bien es cierto, pero muy molestas, con frecuencia extensas y que se pueden complicar fácilmente con infecciones. Las púas a menudo quedan incrustadas dentro de la herida de la piel, por lo que hay que tener cuidado al quitarlas ya que se rompen con facilidad.  


El tratamiento de estas lesiones consiste, en primera instancia, en la extracción de las púas que no estén totalmente clavadas, con el uso de guantes y nunca intentando quitar los pedazos que están embutidos en una articulación o un nervio, en un segundo tiempo y ya en el botiquín de la playa o en un centro sanitario, curar las heridas para evitar la infección e intentar extraer las púas más inaccesibles o dificultosas, bien con pinzas bien con distintos emplastos que se han propuesto o, incluso, con una intervención quirúrgica si fuera preciso.

Prevención


La prevención es siempre el mejor remedio y la mejor protección de uno mismo y de los demás, especialmente cuando uno se baña en aguas que no conoce o que no controla. Es conveniente pensar que en el mar el peligro siempre está al acecho.Informarse de la presencia de medusas en la playa en que nos encontremos, preguntando a los socorristas de la playa o en el puesto sanitario correspondiente, podría ser una buena medida de prevención. En el caso de los erizos de mar, conviene evitar el paso por zonas rocosas o en cualquier caso, utilizar calzado adecuado y guantes si se van a coger cangrejos, mejillones u otros animales.Por último, en el caso de los peces araña conviene también informarse de la existencia de animales marinos peligrosos en la primera visita a la playa, así como adoptar medidas de protección adecuadas como el uso de calzado en las zonas donde abunden estos animales.Con estas sencillas medidas preventivas evitaremos muchas veces ver arruinada nuestra placentera jornada de playa o peor aún, nuestras vacaciones de verano

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